La Gestión Comunitaria. Un proyecto revolucionario para la enseñanza en clave libertaria.

El objetivo de esta ponencia es presentar una propuesta de proyecto educativo desde una perspectiva libertaria. Para ello empezaremos dando una introducción a la situación actual del sistema de enseñanza, analizaremos como funcionan de puertas para dentro las universidades, resaltando su carácter antidemocrático y estamental, de ahí explicaremos la necesidad de oponer a ella una propuesta de gestión colectiva de los centros. Esta propuesta es lo que denominamos Gestión Comunitaria. Para finalizar expondremos algunos ejemplos que entendemos vinculados a nuestra propuesta y que nos ayudarán a comprenderla mejor.

Publicado originalmente en Solidaridad Obrera en 4 partes I, II, III, IV.

En la lucha de clases la neutralidad no existe

La enseñanza dista mucho de ser un terreno neutral. Los sistemas de enseñanza son proyectos insertos en una sociedad determinada, y atienden a los intereses y necesidades del modelo social en el que se desarrollan. No son entes aislados y autónomos, si no que ejercen un rol propio en la sociedad, este es el de generar y transmitir una serie de conocimientos, los cuales de una forma natural reproducen los valores y esquemas de la sociedad en la que se desarrolla (desde la arquitectura de los colegios, a los contenidos de los libros de texto y materias o las fórmulas pedagógicas que se emplean). De ahí que al igual que una fábrica la consideramos un medio de producción, podemos considerar los centros de enseñanza medios de reproducción.

Los valores dominantes de una sociedad, son los valores de las clases dominantes, en nuestro caso las élites políticas y económicas que poseen los medios de producción, que las permite ostentar el poder económico que prima sobre el poder político. Por ello consideramos que la actual enseñanza es una enseñanza por y para el mercado, pues el interés de las élites es formar personal cualificado para las distintas áreas del mercado laboral existente.

Este análisis es tan sencillo como importante ya que nos señala cómo se refleja la lucha de clases en la enseñanza y, por tanto, nos ayuda a orientar nuestra acción en el sector de la enseñanza hacia la transformación social, al aprendizaje colectivo y la generación de conocimientos para satisfacer las necesidades colectivas, para lo cual es necesario superar el capitalismo. Y con esta base analítica y este horizonte revolucionario es desde donde parte nuestra propuesta estratégica de proyecto educativo para la transformación social.

Educación del Mercado, educación antidemocrática

Las distintas leyes educativas que se han sucedido a lo largo de los años no han tenido mayor objetivo que adaptar la educación a las necesidades del capitalismo del momento. A la par que adaptan el currículum educativo a las necesidades productivas, van adaptando también el modelo de gestión hacia modelos de tipo empresarial, donde se prioriza lo tecnócrata y la llamada “eficiencia y calidad” sobre la democracia y la deliberación colectiva. La participación de la comunidad educativa en la gestión de sus asuntos comunes es, por lo general, una amenaza para los intereses del capital, puesto que una amplia mayoría es víctima de las formas políticas que este toma en la enseñanza. Y sobretodo, porque todas las leyes de reforma de la enseñanza se han impuesto contra la voluntad de la comunidad. Por ello vemos en la forma de gestión de los centros educativos una parte fundamental del proyecto mercantilista de las élites. Frente a la actual democracia-estamental universitaria y la universidad-empresa por donde caminamos, es fundamental oponer un proyecto de gestión basado en la democracia, la participación y la deliberación colectiva, que permita a la comunidad educativa en su conjunto autogobernarse. Este proyecto entendemos que encaja dentro de una estrategia revolucionaria, pues es en si un proceso de socialización de un medio de reproducción.

La forma de gestión interna de las universidades hoy tienen dos características fundamentales: falta de democracia y estamental. Como hemos dicho, la universidad es un reflejo de la sociedad, por ello las enormes carencias democráticas del régimen actual, se transforman en las mismas carencias en la universidad. A día de hoy la universidad tiene 3 órganos de gobierno fundamentales, donde se toman las decisiones realmente importantes y que afectan al resto de órganos, ya que es una estructura piramidal. Estos órganos son: el Consejo Social, el Claustro y el Consejo de Gobierno.

Consejo Social:

Es el llamado órgano de participación de la sociedad en la universidad. Esto que parece una buena idea para que las universidades no sean entes abstraídos de la realidad, se convierte en el lugar desde donde las empresas orientan las políticas universitarias de forma directa. La sociedad en este caso son los representantes de los empresarios, las fundaciones de las grandes empresas o personas vinculadas a los grandes partidos políticos.

El Consejo Social se encarga, entre otras cosas, de aprobar el presupuesto anual de la universidad o la normativa de permanencia de estudiantes. Podemos describirlo como el auténtico “Caballo de Troya” de la tecnocracia y el mundo de las finanzas sobre la enseñanza.

Claustro:

En principio funcionaría como la entidad de representación directa de la comunidad educativa. El problema reside en dos patas: los porcentajes de representación no coinciden con los porcentajes de representatividad y que su poder esta mermado en favor del consejo de gobierno. Así el claustro tiene un carácter más orientador que ejecutivo.

Consejo de Gobierno:

Sus miembros son electos de forma indirecta. Hay cargos de libre designación por el rector, así como los decanos de las facultades y directores de departamentos de las facultades.

En el Consejo reside el auténtico poder de decisión, donde se presentan las propuestas y proyectos que afectan a toda la universidad, crear o suprimir grados, aprobar partidas presupuestarias… Es decir, donde realmente se gobierna la universidad es desde el Consejo. Por lo que tenemos el órgano de gobierno cotidiano de la universidad electo de forma indirecta de entre miembros del Claustro y la designación del propio Rector.

Cuando hablamos de una forma estamental de gobierno nos referimos precisamente a estas cuestiones de elección indirecta o el caso del voto ponderado en las elecciones a Rector, encontrándonos con el caso paradigmático de la Universidad Autónoma de Madrid, donde el actual rector, Jose María Sanz, ganó las últimas elecciones aun teniendo menos votos totales que su rival, Miguel Paniagua. Esto fomenta que las políticas internas de la universidad tiendan más a orientarse a satisfacer los intereses de los estamentos más estables (catedráticos, funcionarios, directores…) ya que son un caladero de votos constante y con mayor fuerza representativa.

Construyamos nuestro propio plan

Por supuesto de nada sirve decir lo mal que está todo, y nuestra tarea como personas involucradas debe ser el transformar la situación actual. Solo se transforma lo que se sustituye, y para sustituir debemos tener un modelo alternativo y viable. Aquí es donde entra la necesidad de organizarnos. Organizarnos en torno a unos objetivos y dotarnos de unas estrategias para conseguirlos, de lo contrario nuestras fuerzas organizativas estarían siempre a la reacción de los sucesos, en lugar de crear nuestra propia agenda y nuestro propio horizonte. Además de organizarse “para” hay que empezar a organizarse “cómo”.

Como se ha mencionado antes el objetivo final sería la superación del capitalismo y con ello la socialización de la enseñanza. Este horizonte a día de hoy no tenemos capacidad para definirlo mas que a grandes rasgos, pero se puede entender que en una sociedad donde las necesidades básicas son suministradas de forma colectiva y universal, la enseñanza probablemente no estaría tan reglamentada y sería un proceso continuado a lo largo de la vida, combinando ámbitos más formales y técnicos, con espacios más laxos y heterogéneos. Lo que está claro es que sería una enseñanza orientada a satisfacer las demandas sociales, demandas que serían determinadas de una forma democrática y colectiva.

Quizás hoy la verdadera incógnita es qué estrategia seguimos y qué objetivos estratégicos nos marcamos. Un objetivo estratégico es aquel que te permite avanzar a un fin declarado. Hoy existen demandas fuerza que son estratégicas, como la gratuidad o la universalidad de la eduación superior, y también demandas más tácticas que permiten sumar a la estrategia (bibliotecas 24h, rebajas de precios, desprivatización de servicios, contratos laborales en vez de becas…). Al final de lo que se trata es de ir marcando objetivos que podamos materializar mediante la acción colectiva, de cara a acumular fuerzas y experiencias que nos permitan avanzar en nuestros objetivos transformadores. De tal manera que a la par que avancemos políticamente, avance a la par el proyecto de transformación social.

Construyendo contrapoder

Nuestra propuesta estratégica central será la Gestión Comunitaria, al definirlo como estrategia evidenciamos que no es un fin en si mismo, si no una propuesta, un camino, un plan sobre el que construir y luchar, entroncándolo con un proyecto revolucionario más amplio y global.

Podemos definir la Gestión Comunitaria como el proceso de generación de contrapoderes que dan pie a unas nuevas relaciones sociales en el interior de los centros. Es ante todo un proceso de organización, deliberación y acción colectiva. ¿Qué es un contrapoder? Un poder que se enfrenta a otro que es hegemónico. Esto es, una forma de organización frente a otra, una forma de organización que trata de influir sobre la segunda con el objetivo de fagocitarla. Esta forma de organización contrahegemónica no debe entenderse como un único ente, si no como un movimiento con diferentes actores pero con una estrategia compartida. Por eso importante dotar a las luchas cotidianas de un sentido político y un horizonte transformador.

Para crear contrapoder no basta con denominarse como tal, la etiqueta se demuestra en la práctica, y en la práctica un contrapoder es una entidad capaz de conseguir objetivos mediante la movilización, estos objetivos estarán orientados a debilitar la capacidad de acción del poder dominante. Estas abstracciones se materializan de una forma muy sencilla: el objetivo de un contrapoder es impedir que el poder hegemónico pueda ejercerse, de tal manera que el contrapoder, aun estando organizado por fuera de las instituciones oficiales, es capaz de influirle, orientarlo y dinamitarlo. Esto sería algo así como el “para qué”, pero también es importante a la hora de definir contrapoder el cómo, el hecho transformador es el conseguir cambiar la realidad inmediata mediante fórmulas organizativas contrarias a las actuales, esto es de forma democrática, deliberativa y colectiva. El contrapoder a la par que presiona debe tratar de ganar terreno al poder establecido, esto es asumir de facto determinadas tareas cotidianas, que pueden ser desde la elaboración de programas de estudio cooperativos, la gestión de determinados servicios universitarios o la apertura de espacios de formación y socialización alternativos, de esta forma socializamos y democratizamos nuestro entorno.

Como se ha comentado antes, la Gestión Comunitaria no es cosa de una única entidad organizativa y como prceso de lucha que es en una realidad con diversidad de actores, la Gestión Comunitaria contempla la generación de estructuras propias de estudiantes, profesores o trabajadores. Esto no quiere decir que los distintos agentes corran por separado, si no que existirán estructuras que atiendan a las necesidades de cada uno y otras que atiendan a necesidades colectivas. Aquí es donde resaltamos la idea de un Centro de Estudiantes (una organización propia del estudiantado), donde ponemos en valor el sindicalismo o encuentros de profesores por renovaciones pedagógicas.

Por ello para empezar a constituirnos como contrapoder desde hoy tenemos que tener claro que queremos hacerlo y trabajar en ello, de poco servirán nuestras asambleas o asociaciones sin un proyecto que reivindicar, estaremos en las mismas, tratando de aguantar el chaparrón que nos cae, pero sin capacidad real de paliar la situación y llevar a cabo cambios estructurales. Por eso es primordial ponernos desde ya a constituir estas entidades que a la par que le van poniendo las cosas difíciles a los rectorados, tengan la intención de usurparle parcelas de poder, de gestión o de comunicación. Un Centro de Estudiantes, aliado con los sindicatos de trabajadores, apoyándose en los profesores movilizados y transmitiendo a la opinión pública nuestras intenciones podría hacer de efecto llamada.

Aprender de lo existente

Para bajar estas ideas al terreno, más allá de hablar de posibles, nos gustaría hacer mención a algunos proyectos o hechos históricos que entendemos que entran dentro de lo que pretendemos comunicar con la Gestión Comunitaria.

En primer lugar nos gustaría hablar de TraBenCO, un colegio público de Leganés. ¿Qué tiene de especial trabenco? Bueno, pues que probablemente sea una de las pocas escuelas públicas democráticas y colectivas. Trabenco surge de las luchas vecinales por tener un colegio en el barrio, de ahí que se montara la cooperativa de trabajadores en los bajos de una vivienda y tras las luchas se consigue la titularidad pública y la construcción de un centro propio, donde hasta los propios vecinos participaron de la construcción. La seña de identidad es entender el colegio como una comunidad de aprendizaje colectivo, dentro del colegio existen diversas formas de toma de decisiones colectivas mediante asambleas abiertas.

http://www.trabenco.com/

La revolución de los pingüinos chilenos. Los secundarios chilenos en 2006 iniciaron el movimiento con la “toma” de colegios reclamando mejoras. Lo interesante de este movimiento es por un lado su masividad, su radicalidad democrática y su proyección nacional. El 90% de los colegios de Santiago se adhirieron a las movilizaciones. Este “pistoletazo de salida” ha permitido articular un movimiento estudiantil chileno que es en la actualidad el principal movimiento social del país, las Federaciones de Estudiantes funcionan a modo de contrapoderes, están participando en la redacción de una nueva ley educativa sin dejar de lado la lucha colectiva y están tratando de revertir décadas de neoliberalismo y libertad de mercado en la enseñanza.

También queremos mencionar al Movimiento de Renovación Pedagógica. Una red de formación de profesores con vocación de transformación social desde la forma de enseñar. Su importancia reside en plantear una formación alternativa para el profesorado vinculado con las luchas sociales del momento, entendiendo que una nueva sociedad requiere de una forma de enseñar y aprender acorde a los valores de socialización, participación y democracia.

http://laeducacionquenosune.org/438/

El último ejemplo es quizás el más interesante, y a la par el más desconocido. Se trata del Taller Total, la mayor experiencia de autogestión en una facultad universitaria. El Total se desarrolló en los años 70 en la facultad de arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y agrupo a centenares de estudiantes y profesores en una experiencia de aprendizaje colectivo e integral. Existen dos documentos que describen de una manera genial esta experiencia que tomamos como referente.

La experiencia del Taller Total en PDF

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