FEL ante las movilizaciones de octubre

Comienza un nuevo curso y volvemos a denunciar la sistemática exclusión y expulsión de las hijas de la clase trabajadora de una universidad pública mercantilizada y vacía de todo contenido crítico. Un espacio que ha sido convertido en un centro de producción más de mercancías y que nosotras reivindicamos como un lugar en el que los saberes se compartan, libres de los límites de la competitividad, y se integren en una sociedad equitativa.

En este marco, nos vemos incapaces de aceptar una paz social que nos condena al endeudamiento para pagar una educación que en teoría debiera darnos un empleo en el que malvender nuestro tiempo por salario.

Tampoco aceptamos el colaboracionismo y el oportunismo de burócratas de todo pelaje que esta vez se concretan en la desvergüenza del Sindicato de Estudiantes, quienes carecen por completo de representatividad en el ámbito universitario y actúan sin tener en cuenta el criterio de las asambleas, que son el medio de organización de la comunidad universitaria y el foro de debate habitual.

Por todo ello, llamamos a la organización de nuestra rabia de forma colectiva, en asambleas, con el objetivo de movilizarnos conjuntamente para luchar por lo que nos pertenece. Defendemos la huelga como forma de lucha pero nos levantamos contra la imposición de movilizaciones convocadas por organizaciones alejadas de la realidad educativa.

Entendemos la huelga como un medio para conseguir unos objetivos, no como un fin en si mismo que solo sirve para que determinadas organizaciones se den publicidad en los inicios de curso. La huelga es una herramienta útil cuando existe la necesidad y las ganas de llevarla a cabo, cuando el movimiento tiene unos objetivos a corto y largo plazo que demanden mejoras para el día a día, y para ello debemos tener la suficiente organización y fuerza como para imponer al sistema nuestras propias demandas.